Barcelona Colapsada

9/3/2010

Por Alejandra Sutil
El cielo tiene un blanco especial, la humedad es de un 93% la temperatura 2 grados, sensación térmica -2 grados.
Empieza a nevar, Sarah (mi nieta) ha venido a comer, su casa le coge lejos y tiene que entrar a trabajar a las tres. Trabaja en Diagonal frente al Palacio de Congresos, lleva unos zapatos de tacón altos, le advierto de la incomodidad del calzado en un día que amenaza nieve. Protección Civil aconseja que no se coja el coche y se utilice transporte público, Sarah coge el tranvía.

Apenas una hora después, nieva copiosamente, desde mi casa veo el caos que se está originando en la A-2 llamo a Sarah y le advierto que le va a ser difícil volver a casa si sigue nevando. A las cinco me llama y me dice que en el trabajo les han dicho que se marchen a casa, pero que los autobuses no funcionan y no hay taxis, que se va hacia el tranvía, yo intento decirla que el tranvía está cortado por la caída de un árbol en la vía pero la comunicación se corta, las líneas están colapsadas y no logro comunicarme con ella, me desespero, no se nada más de ella en toda la tarde. Por la televisión sé que está la cuidad colapsada, los trenes tampoco funcionan, la gente comienza a sentir pánico de quedarse toda la noche en ellos, en las carreteras hay miles de personas atrapadas, el caos es total.


Una vez más, reniego de las grandes urbes, las gentes estamos apiñadas en ellas, no hay infraestructura para algo tan natural como es una nevada, es una vergüenza cómo funciona Protección Civil. Ante mi casa, la A-2 en la salida de Barcelona, hay una curva pronunciada que no creo que cumpla con la ley de autopistas, es una bajada que, con esa curva, los coches en circunstancias normales tienen dificultades, en este caso, con nieve, los accidentes son múltiples, pero ¡Claro! En su día, tenían que evitar la expropiación del terreno que pertenecía a un alto cargo de la administración. Me indigno.
Me entra la nostalgia del pueblo, pienso en aquellos campos nevados, las gentes en sus casas, abastecidas sus despensas con la matanza, los jamones curados en sal y secos al aire puro de Soria, el lomo y las costillas en adobo, los chorizos y mocillas secos al calor del fuego bajo, los ajos, cebollas y tomatitos en ristras colgados en las despensas, los congeladores llenos de hortalizas y carnes, estos arcones congeladores están preparados para conservar el frío cuatro o cinco días, caso de fallar la energía eléctrica, el pan del horno casero aguanta una semana, intento llamar a mi familia en tierras de Berlanga (Soria) y, curiosamente, logro comunicación con ellos, están tranquilos, la Juliana y el Serafín (la baca y el burro) en el establo, llevan días que no pueden bajar a la dehesa, pero tienen pienso, el Chiqui (el perro) no se mueve de al lado de la chimenea, Josefa está haciendo punto de ganchillo, y Pascual cosiendo el serón del burro junto al fuego. Siento envidia de ellos, nunca tienen prisa, no temen a la nieve ellos saben que –año de nieves, año de bienes- Si, si, eso es en el pueblo, que en la ciudad… día de nieve, costalazo y desastres múltiples.
A las ocho de la tarde/noche, logro comunicarme con mi nieta, está llegando a su casa en San Feliu de Llobregat, desde Diagonal donde trabaja, por la autopista andando, ya que por carretera era imposible bajar las pendientes con nieve y los zapatos de tacón, ha andado durante tres horas por la nieve.
¿Es la gran ciudad progreso, arte y cultura? Sinceramente, me quedo con la cultura rural, el arte de la naturaleza y el saber, como los labradores, hasta donde permite la naturaleza proyectar para que el ser humano pueda vivir tranquilo. Pero desgraciadamente se proyecta para vender, se proyecte sólo con fines lucrativos, se proyecta, se construye, se inventa con ese único fin, aún sabiendo que estamos fustigando el medio ambiente, y la madre naturaleza se está “cabreando” y descarga agua sin control y nieva en primavera y a orillas del mar, y hay terremotos maremotos y tsunamis con más frecuencia de lo normal, y lo que es muy alarmante, cada vez hay mas funcionarios para trabajos inútiles, mientras recortan los presupuestos para la creación e investigación de energías renovables. Yo también estoy muy cabreada.

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